Presos somos todos
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Las cosas que odio de esta ciudad...
jueves, 19 de noviembre de 2009
Cosas de las que se puede divagar en esta ciudad...
Coño, José Ignacio tenías razón… Han pasado casi 20 años desde que aceptaste escribir para El Diario de Caracas y todavía tus textos tienen vigencia. Qué bárbaro. Confieso que tu visión de país la encontré tarde –muy tarde, para ser más sincera- Pero eso ha sido lo más maravilloso. Descubrir que -aún hoy- tus notas responden a los mismos problemas. Mal por este país, claro está, que en dos décadas no ha evolucionado. Bien, por ti. No sé si por visionario, o como quieran calificar ese don. Igual, bien por ti.
Las cosas que hay que padecer en esta ciudad...
Al hacer el viaje La Rinconada-El Valle se observan los adelantos de las tres estaciones nuevas
Línea 3 del metro se inaugurará
con casi año y medio de retraso
Las cosas que hay que padecer en esta ciudad...
De nada sirvió el malestar que generó el transbordo en Metrobus
Mejoras en la Línea 1 del metro
se retrasan por obras mal hechas
Las cosas que hay que padecer en esta ciudad...
230 motores reposan en los patios del Metro en espera de reparación
Trenes del metro presentan
una falla cada nueve horas
El Metro de Caracas no da más. El sistema subterráneo está próximo a alcanzar los treinta años de vida útil o el equivalente a tres millones de kilómetros recorridos. Y es tal el estado en que se encuentra por los problemas de mantenimiento que el tiempo medio entre fallas (Tmef) ronda de 8 a 9 horas.
Fuentes del Metro de Caracas aseguran que cuando el sistema subterráneo inició actividades comerciales en enero de 1983 el tiempo medio entre fallas (Tmef) era de 32 horas. Ese margen garantizaba que los trenes operaran sin problema durante dos jornadas operativas de 17 horas y un poco más.
Mirelis Morales Tovar
Publicado el martes 17 de noviembre de 2009
Foto: cortesía
martes, 10 de noviembre de 2009
Las cosas interesantes que escucho en esta ciudad...
A su juicio, las ciudades se han transformado en función del miedo. Las plazas, por ejemplo, quedaron relegadas a los más pobres. Los centros comerciales se han vuelto el nuevo espacio público para la clase media y alta (Y eso como le molesta a la Faría,no?) “El centro comercial es el espacio del paseo, del entretenimiento, del consumo. Y ahora también de la cultura. ¿Por qué? Por la transformación de las ciudades producto del miedo”.
Las ciudades fueron hechas para los coches. Y ahora sentimos miedo de quedarnos atrapados en nuestro propio carro. El asunto es que caminar se ha vuelto una proeza, por las distancias, por el riesgo y por el temor de ser arrollados. Pero también sentimos miedo del transporte público, de los taxis y del Metro. Los taxis, por ejemplo, se han convertido en herramienta de los secuestros. “Los taxis existen, pero sabemos que no los debemos tomar”, comentó.
Sentimos miedo del crimen, del secuestro, de las nuevas bandas. Nos recorre una sensación constante de peligro. De que nos van a matar a la vuelta de la esquina. Pero también tenemos miedo de los cuerpos de seguridad, pues sabemos que forman parte del delito.
Tenemos la sensación de estar abandonados por todos. No creemos en los políticos, no creemos en los jueces… Sentimos desconfianza, asco…Tenemos la creencia de que los políticos no sirven para nada, que son corruptos. “Terror a los políticos y a los jueces es lo que sentimos”. Vivimos, entonces, una profunda sensación de soledad, de abandono. “Una soledad cívica que se une a la soledad propia de las grandes ciudades”, acotó.
“¿Pero cómo sobrevivimos?”, se preguntó. La Teoría Evolutiva, se aplica en este caso. Los que se adaptan mejor a los medios hostiles serán los que van a sobrevivir. “¿Pero por qué tenemos que adaptarnos a vivir así? ¿Estamos condenamos?” volvió a preguntarse.
En opinión de Volpi, necesitamos espacios mínimos de convivencia. Medios de transporte que permitan un tránsito mejor; políticos que acentúan la igualdad; democracias que limiten el poder de los gobernantes; transformar la manera en que son educados los ciudadanos y orientar la educación a la solidaridad, a la auténtica educación cívica. “Medellín es un ejemplo de que no todo es para mal en Latinoamérica”.
Mirelis Morales Tovar
Ponencia ofrecida el jueves 5 de noviembre. Fundación para la Cultura Urbana.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Las cosas que hay que reflexionar en esta ciudad...
País de autoyuda
Creo que tenemos una necesidad imperiosa de aferrarnos a algo o alguien, para no sentir tanto desaliento de vivir en este país. Creo que por eso la gente sintió como suyo el “logro” de la doble corona del Miss Universo. O se enorgullece de más por el éxito de Gustavo Dudamel o, incluso, por los alcances de la Vinotinto. Es quizás la sensación –efímera, por demás- de sentir “coño, no todo es tan malo”. De aferrarnos a algo positivo. Para decir: bueno… vivimos en el país más inseguro de Latinoamérica, pero al menos tenemos dos coronas seguidas del Miss Universo, llegamos al mundial sub20 y tenemos a Gustavo Dudamel. No todo puede ser tan malo.
Y en eso estoy de acuerdo. En Venezuela no todo es tan malo. El asunto es que más allá de buscar en “otros” lo bueno, deberíamos más bien hurgar en nosotros mismos. Pues con frecuencia nos olvidamos que formamos parte de este país y que, ende, también somos parte del problema. Si este país es una “mierda”, es porque nosotros –de una u otra manera- también lo somos. (ojo, no pretendo ofender a nadie).
Sé que es difícil que en este momento de desesperanza, nos revisemos a nosotros mismos. Pero si seguimos echándole la culpa a los demás, seguiremos siendo una cagada de país. Y más que buscar candidatos unitarios, mejor roguemos que llegué un superhéroe para que nos saque de esta “mierda”.
Mirelis Morales Tovar
Nota: Pido excusas por las palabrotas. Pero no consigue otras para expresar lo que siento.
Nota2: Acompañé esta nota con un video de autoyuda que, de pronto, le puede servir a algunos de ustedes. Así como a mí.
lunes, 2 de noviembre de 2009
Las cosas que generan nostalgia en esta ciudad...
Sólo un momento de nostalgia. De lo que fue esta ciudad...
Mirelis Morales Tovar