lunes, 29 de marzo de 2010

Las cosas que me gustan de esta ciudad...



Fotógrafas: Caque Armas, Karina Lizcano, Karla Ferreira, Leomarys Ñañez, Katiuska "La Churry" Hernández y Mayumi Nojiri.

P.D.: Puedes enviarme tus fotos a la dirección: mirelis@hotmail.com

Las cosas que me entristecen de esta ciudad...

Vuelen, vuelen alto… *
En memoria a Nijami y Richard
En recuerdo también de Luis Alberto, Jesús y Lisseth. Todos pacientes del hospital J.M. de los Ríos

Sin siquiera conocerme, me recibiste en tu habitación con cariño. Te sentías mal. Lo sé. Se te notaba en tu carita. Pero aún así, sonreíste. Me diste tu manita algo maltratadita de tantas pinchazos y me saludaste. No querías hablar mucho. Así que me tocó a mí romper el hielo. De entrada, tu mami me mostró la portada de la revista en la que habías salido. “Quedaste hermosa”, te dije. Y sonreíste con pena. Créeme, no te lo dije por cortesía. Pese a que ya no tenías cabello, tus ojos claros eran tan expresivos que te hacían ver siempre bella.
Ese día quisimos darte un regalo. La excusa era Navidad. Pero en realidad te lo merecías por tu valentía, por tu fortaleza de espíritu, por haber soportado una enfermedad que no es para niños. Ya nos habían dicho que te gustaban las barbies y exactamente eso fue lo que llevamos. Una muñeca, tan hermoso como tú. Sonreíste al recibirla y esa sonrisa lo pago todo.
Quisiste abrir el regalo sola, pero estabas tan débil que no tenías fuerza para romper el envoltorio. Pero no quisimos hacer un drama de ello y lanzamos un chiste para aligerar la situación. Muchas manos rompieron el empaque en un gesto de solidaridad y muchas almas se regocijaron al verte descubrir lo que había detrás del envoltorio.
No quisimos quedarnos mucho tiempo para no molestarte de más. Así que decidimos despedirnos para que pudieras descansar. Antes de salir, te pedí con pena que te tomarás una foto conmigo. Temí que fuera una imprudencia de mi parte, considerando el estado en que estabas. Pero lo hiciste complacida y me diste tu más bella sonrisa. Y mi corazón tomó la mejor fotografía.
Salimos y tres cuartos al fondo nos esperaba ansioso un pequeñin. Ya él estaba al tanto de lo que hacíamos allí. Es más, sabía tanto, que el Max Steel que le llevábamos ni siquiera fue una sorpresa. De allí que estaba ansioso. ¡¡¡Querías su Max Steel!! Por eso, llamaba a su mami a cada rato para saber qué tanto nos faltaba para llegar a su habitación. Hasta que finalmente entramos. Y allí estabas, tan menudito y frágil… pero, al mismo tiempo, feliz. Nos saludaste y con la misma nos diste un beso, que se sintió igual como si no hubieses tenido tapabocas.
Estabas tan contento que no tuvimos que ayudarte a desenvolver el regalo. Tú solito lo hiciste y no perdiste tiempo para ponerte a jugar. Le dijiste a tu mami cómo se llamaba tu personaje y te abstrajiste en tu mundo. Fuera de tus medicamentos, de las enfermeras, de los médicos, de las carencias del hospital y del cordón umbilical que nunca te llegó. Pero fuiste feliz… Y con eso nos enseñaste que ello es lo único que tiene valor en esta vida.
Ahora, sólo me queda decirles: "Vuelen, vuelen alto y, desde arriba, amparen a los chiquiticos que aquí siguen padeciendo una enfermedad"
Mirelis Morales Tovar
(*) Disculpen que me haya tomado la licencia de escribir este texto, pero la noticia me entristeció mucho.

jueves, 25 de marzo de 2010

Las cosas que reflexiono en esta ciudad...



Mientras duermes…
Sé que no tienes conciencia de lo que te está pasando… Debes estar algo así como en estado de coma, pues no creo que hayas soportado despierta tanto dolor. Pero dentro de ese letargo en el que creo que estás sumida estoy segura de que puedes escucharme o al menos eso es lo que quiero pensar para no sentir de que has muerto.
Han sido días muy dolorosos para nosotros. Verte durante más de cuatro días consumirte en llamas sin poder hacer nada, ha sido muy fuerte para quienes reconfortas todas las mañana con tu imagen. Esas primeras columnas de humo que salieron de tus entrañas nos sacaron palabras de dolor: “El Ávila se quema, Caracas huele a tristeza”, dijo mi amigo Douglas.
Así como él, muchos han sido los comentarios de pesar que han salido de boca de tus coterráneos. ¿Y sabes qué? Yo los he ido anotando en una agenda para que cuando despiertes –porque de ésta vas a salir airosa- puedas leer las cosas tan hermosas que la gente te ha dedicado. Sé que eso te reconfortará el alma e irá sanando poco a poco tus heridas.
“Qué olor a quemado, a frustración, a dolor por nuestro Ávila. Dios, un poco de lluvia, pero pronto”, te escribió Carlos Fraga. “Caracas sin El Ávila. Vuelve pronto, por favor”, dijo otra persona. "Dolor en el pecho. Ese cerro sufre y nosotros también", te mandó a decir @maitwitter. “Qué tristeza e impotencia ver cómo se quema El Ávila”, fueron las líneas de Geralí. “Entristecen las cicatrices negras del Ávila”, te dejó dicho Giulina. “Ver las fotos del Ávila ardiendo apurruñan el corazón”, comentó Briamel, desde España.
Hasta el maestro Zapata quiso escribirte unas líneas en tu honor para aliviar tu dolor: “El que se quemó fue el Waraira Repano. El Ávila sigue siendo bello”... Y hay más, pero tampoco quiero molestarte demasiado. Sólo quería que supieras que estamos atentos de tu estado. Que rogamos todos los días a Dios para que llueva pronto y así te "refresques", para que vuelvan tus hermosos colores, para que recobres vida, para que ilumines Caracas. Pues esta ciudad sin ti no es nadie...

Mirelis Morales Tovar
Foto: Cortesía de @curiosa

lunes, 22 de marzo de 2010

Las cosas que invento en esta ciudad...

Si yo fuera candidata a diputada...





Vean mi campaña de lanzamiento para el cargo de diputada a la Asamblea Nacional,
por el circuito Chacao-Baruta-El Hatillo-Leoncio Martínez.
Prepárate María Corina Machado. ¿Es ahora? Ahora nada. Ahora voy yo, es lo que es.
Y eso va contigo también Alfredo Romero, Ricardo Sánchez y compañía.
LLEGÓ SU HÉROE, será mi lema.
¿A ustedes qué les parece?
¿Votarían por mí?

Mirelis Morales Tovar

lunes, 8 de marzo de 2010

Lo que veo en esta ciudad...




Apagada y sin color…

Qué triste te ves, Caracas. Y no lo tomes a mal, pero estás apagada y sin color. De noche, tu apariencia da miedo. Tus calles están a medio iluminar. Tus espacios quedaron en su mayoría desolados. Y las vallas que te deban ese aire de ciudad cosmopolita las mandaron a apagar.
Sé que me vas a decir que estás triste desde hace años. Pero de verdad que de un tiempo para acá te veo peor. En diciembre, me partió el alma ver que no te embellecieron con el San Nicolás del CCCT, como lo venían haciendo desde hace más de 20 años. Ni hablar cuando nos enteramos que sólo podrías exhibir tu Cruz de El Ávila en horario restringido.
Imagínate: tú que en Navidad siempre te veías tan iluminada, tan festiva, tan colorida, tan alegre, observarte así a medias no fue normal. Desde entonces, comenzaste a verte distinta para mí.
Pero ahora estás peor. Y eso es lo que me tiene preocupada. Si sólo fuera en la noche. Está bien. Pero en el día también. Ya ese color verde que te caracteriza ha cedido por culpa de la sequía. Estás seca, árida y polvorienta…Esa misma sequía ha hecho que una infinidad de incendios te consuman buena parte de tu parque nacional. Es horrible y doloroso verte carcomida por el fugo. Y eso no es todo… Ahora te envuelve una capa blanca -que los conocedores llaman calima- que no deja ver lo mejor de ti.
Cómo quieres que no me preocupe, cuando te veo así. Ciertamente, hay algo que debo reconocer que no has perdido: en medio de este panorama, tus araguaneyes están más hermosos que nunca. Se ven como pinceladas de color entre tanto gris. Ver sus flores caer y cubrir el asfalto es algo que me reconforta el alma.
¿Qué puedo hacer por ti? Dime, porque no soporto más tu tristeza.


Mirelis Morales Tovar
Fotografía: Doucky Esquijarosa